16-11-2014 ESTUDIANTES PONTEVEDRA B 61 PORRIÑO B. B. 72
Partidazo correspondiente a la segunda jornada, que en su momento fue aplazado.
Por fin vimos al grupo comprometido con lo que hacía.
Nuestros chavales defendieron cada rebote como si fuese el último, jugaron en equipo y eso les proporciono tranquilidad en los pases y colocación en la pista. No dieron ni un balón por perdido, lo que les animaba a seguir peleando. Salieron bien de la presión y empezaron a usar sus propias jugadas. Tuvieron buena selección, tiro y acierto cara a canasta y, sobre todo, jugaron todos para todos.
Esta es la parte positiva del encuentro. A partir de ahora os avisamos de que empieza la polémica, porque no podemos hablar en esta ocasión de un partido de cinco contra cinco.
En el aspecto deportivo hubo emoción y cualquiera de los dos equipos podría haberse hecho con la victoria, pero, por desgracia para nuestros chicos, su rival contó con la inestimable ayuda del equipo arbitral, algo que, sinceramente no creemos que el Porriño necesitara.
Se nos ocurren ciertos adjetivos para describir esta situación que nos vamos a ahorrar. Los que no estuvisteis allí os podréis imaginar esos adjetivos cuando terminéis de leer la crónica.
Desde el principio se notó el favoritismo hacia los visitantes, que a los cinco minutos (y con un marcador de 4-7) ya estaba en bonus (es decir, en esos cinco minutos nuestros chicos, supuestamente, habían cometido cinco faltas personales, por lo que cada nueva falta se castiga con tiros libres).
Esa situación proporcionó la tranquilidad necesaria al Porriño para despegarse en el marcador y terminar el primer cuarto con 10-23.
Resultaba curioso cómo, cada vez que los nuestros tenían la posiblidad de empatar o incluso superar al contrario, comenzaban a lloverles faltas personales, pasos o cualquier infracción que pusiera freno a su avance.
El segundo cuarto no fue especialmente polémico hasta los cinco minutos finales, durante los cuales nuestro tablero se convirtió en un frontón para los de Porriño, que tuvieron la oportunidad de practicar sin descanso los tiros libres gracias a las faltas del Pontevedra que solo el árbitro veía.
Incluso en este cuarto se pitó la primera técnica al banquillo del Estudiantes por reclamar una acción antirreglamentaria que el árbitro pasó por alto.
No obstante, nuestros chicos consiguieron reducir la distancia, terminando con un marcador de 28-36.
En el tercer cuarto ya no hizo falta disimular y del tarro de las infracciones surgieron una antideportiva, otra más por una falta personal que el árbitro consideró agresión, dos técnicas y amenaza de una tercera cuando uno de nuestros chicos (con el párpado hinchado por un manotazo del contrario) se acerco a reclamar al colegiado.
Curiosamente el tarro de las infracciones se cerró justo cuando el entrenador del Porriño faltó al respeto al jugador lesionado.
45-54 fue lo más que pudieron conseguir nuestros chavales ante tal alud de contratiempos, lo que da idea de la poca diferencia real de juego que había entre ambos equipos.
Tras un último cuarto similar a los anteriores, el marcador al final del partido se situó en 61-72. Buen resultado considerando las circunstancias.
Sinceramente creemos que el Porriño realizó un gran encuentro y no habría necesitado de ayuda para ganar, aunque, viendo el empuje del Pontevedra en esta ocasión, sin influencias externas el resultado final resulta difícil de adivinar.
En términos generales, y sin entrar en detalles, pocos partidos hemos visto peor pitados. Esperamos que sea una excepción y que lo que queda de liga se gestione con más seriedad. El que no se esté jugando un partido de la liga nacional entre el Real Madrid y el Barcelona no le quita mérito a los equipos participantes, que tienen el mismo interés e ilusión que cualquier deportista aficionado o profesional.
Mandamos ánimos a nuestros chicos para que sigan en la dirección que hemos visto durante el encuentro, no dejándose amilanar por este tipo de situaciones y jugando un baloncesto limpio. Mejor o peor, pero limpio. Los fallos se corrigen con la práctica, pero el juego honrado tiene que ir siempre de fondo.
Por fin vimos al grupo comprometido con lo que hacía.
Nuestros chavales defendieron cada rebote como si fuese el último, jugaron en equipo y eso les proporciono tranquilidad en los pases y colocación en la pista. No dieron ni un balón por perdido, lo que les animaba a seguir peleando. Salieron bien de la presión y empezaron a usar sus propias jugadas. Tuvieron buena selección, tiro y acierto cara a canasta y, sobre todo, jugaron todos para todos.
Esta es la parte positiva del encuentro. A partir de ahora os avisamos de que empieza la polémica, porque no podemos hablar en esta ocasión de un partido de cinco contra cinco.
En el aspecto deportivo hubo emoción y cualquiera de los dos equipos podría haberse hecho con la victoria, pero, por desgracia para nuestros chicos, su rival contó con la inestimable ayuda del equipo arbitral, algo que, sinceramente no creemos que el Porriño necesitara.
Se nos ocurren ciertos adjetivos para describir esta situación que nos vamos a ahorrar. Los que no estuvisteis allí os podréis imaginar esos adjetivos cuando terminéis de leer la crónica.
Desde el principio se notó el favoritismo hacia los visitantes, que a los cinco minutos (y con un marcador de 4-7) ya estaba en bonus (es decir, en esos cinco minutos nuestros chicos, supuestamente, habían cometido cinco faltas personales, por lo que cada nueva falta se castiga con tiros libres).
Esa situación proporcionó la tranquilidad necesaria al Porriño para despegarse en el marcador y terminar el primer cuarto con 10-23.
Resultaba curioso cómo, cada vez que los nuestros tenían la posiblidad de empatar o incluso superar al contrario, comenzaban a lloverles faltas personales, pasos o cualquier infracción que pusiera freno a su avance.
El segundo cuarto no fue especialmente polémico hasta los cinco minutos finales, durante los cuales nuestro tablero se convirtió en un frontón para los de Porriño, que tuvieron la oportunidad de practicar sin descanso los tiros libres gracias a las faltas del Pontevedra que solo el árbitro veía.
Incluso en este cuarto se pitó la primera técnica al banquillo del Estudiantes por reclamar una acción antirreglamentaria que el árbitro pasó por alto.
No obstante, nuestros chicos consiguieron reducir la distancia, terminando con un marcador de 28-36.
En el tercer cuarto ya no hizo falta disimular y del tarro de las infracciones surgieron una antideportiva, otra más por una falta personal que el árbitro consideró agresión, dos técnicas y amenaza de una tercera cuando uno de nuestros chicos (con el párpado hinchado por un manotazo del contrario) se acerco a reclamar al colegiado.
Curiosamente el tarro de las infracciones se cerró justo cuando el entrenador del Porriño faltó al respeto al jugador lesionado.
45-54 fue lo más que pudieron conseguir nuestros chavales ante tal alud de contratiempos, lo que da idea de la poca diferencia real de juego que había entre ambos equipos.
Tras un último cuarto similar a los anteriores, el marcador al final del partido se situó en 61-72. Buen resultado considerando las circunstancias.
Sinceramente creemos que el Porriño realizó un gran encuentro y no habría necesitado de ayuda para ganar, aunque, viendo el empuje del Pontevedra en esta ocasión, sin influencias externas el resultado final resulta difícil de adivinar.
En términos generales, y sin entrar en detalles, pocos partidos hemos visto peor pitados. Esperamos que sea una excepción y que lo que queda de liga se gestione con más seriedad. El que no se esté jugando un partido de la liga nacional entre el Real Madrid y el Barcelona no le quita mérito a los equipos participantes, que tienen el mismo interés e ilusión que cualquier deportista aficionado o profesional.
Mandamos ánimos a nuestros chicos para que sigan en la dirección que hemos visto durante el encuentro, no dejándose amilanar por este tipo de situaciones y jugando un baloncesto limpio. Mejor o peor, pero limpio. Los fallos se corrigen con la práctica, pero el juego honrado tiene que ir siempre de fondo.
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