Estadio: Colexio Público A Torre. Arousa.
El partido se resume, como decía Jesulín, en dos palabras: im presionante.
La gran puntería del Dorna le permitió anotar nada menos que ocho triples, desmontando la fantástica defensa de nuestro equipo y despegándose de forma vertiginosa en el marcador durante casi los tres primeros cuartos.
Sin embargo, los nuestros organizaron un buen sistema de defensa-ataque, reduciendo la diferencia en el marcador y llevando a un reñido comienzo del cuarto tiempo. Un poco más de puntería (especialmente en los tiros libres) habría conducido, indudablemente, a un resultado muy distinto.
La afición del Xunqueira apoyó continuamente con cánticos de ánimo viendo cómo los chicos lo daban todo en la pista.
La gran puntería del Dorna le permitió anotar nada menos que ocho triples, desmontando la fantástica defensa de nuestro equipo y despegándose de forma vertiginosa en el marcador durante casi los tres primeros cuartos.
Sin embargo, los nuestros organizaron un buen sistema de defensa-ataque, reduciendo la diferencia en el marcador y llevando a un reñido comienzo del cuarto tiempo. Un poco más de puntería (especialmente en los tiros libres) habría conducido, indudablemente, a un resultado muy distinto.
La afición del Xunqueira apoyó continuamente con cánticos de ánimo viendo cómo los chicos lo daban todo en la pista.
Y no puedo evitar relatar una anécdota ocurrida en la cancha, que nos hizo reír a todos además de demostrar de la actitud y compromiso de nuestros chavales.
Tras un ataque del Xunqueira, el Dorna roba el balón y lleva a cabo un rapidísimo contraataque y solo Darío es capaz de perseguir al contrario que se dirige a solas hacia nuestra canasta.
Ante la desesperación de recibir una nueva canasta en contra, el reflejo de Darío es agarrar al rival de la camiseta para impedirle el tiro, falta que, como es lógico, pita el árbrito.
Darío, extrañado y seguramente todavía concentrado en la última jugada, solo acertó a comentar en voz alta "si solo le he agarrado de la camiseta".
Contado en frío puede no resultar una anécdota excesivamente graciosa, pero en el calor del partido no se puedo evitar la carcajada general.
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